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Sólo me queda decir… que Te amo…


… y la mariposa llegada desde Nicaragua, desplegó sus alas de colores rojizos y tostados y voló libre, mientras todos los corazones latían al unísono y los ojos de los que allí estaban se habían humedecido...



Podríamos buscar el principio de esta historia años atrás, pero sólo retrocederemos unos días, desde el 6º domingo de Pascua, especialmente durante esa 6ª semana de Pascua, las lecturas nos anuncian la venida del Espíritu Santo y en el Evangelio de Juan, Jesús comunica que Él se va al Padre pero que volverá, ante unos discípulos desconcertados por las palabras del Maestro.


Desde el lunes 30/05 al viernes 03/06, dirigida por el grupo Shemá Israel, se ha rezado al Espíritu Santo durante cinco días (Quinario al Espíritu Santo), dando a conocer el significado de sus dones, y pidiendo que los derrame sobre cada uno de nosotros, que formamos la parroquia de Nuestra Señora de la Peña y San Felipe Neri y sobre cada una de las personas que llevamos en el corazón. En nuestro caso, a diferencia de los apóstoles, sabemos que vamos caminando hacia Pentecostés.


Los apóstoles guiados por la Virgen María, la llena del Espíritu, aguardan y rezan juntos (al cumplirse el día de Pentecostés, 50 días después de la Pascua) donde el Espíritu Santo se derrama sobre todos ellos. (Hechos 2, 1-11). Les otorga diferentes dones que hacen que salgan a predicar el Evangelio por diferentes lugares, ya no tienen miedo, ya no se esconden.

Como los apóstoles, el sábado 04/06 nos hemos reunido en la parroquia para celebrar la Eucaristía con el padre Pepe y posteriormente la Vigila de Pentecostés, dirigida por el grupo Shemá Israel y nuestro párroco Jesús Pinto acompañado por Miguel (seminarista), y en la que han colaborado otras personas de la parroquia, que siempre están ahí para lo que haga falta. ¡Gracias por todo lo que hacéis!


Al inicio de la Vigilia, encendimos unas velas que simbolizaban a cada uno de nosotros.


Velas que presentamos al Santísimo en un momento de oración personal, en silencio o compartida, en el altar o desde nuestro sitio.



También asistieron: un grupo carismático de la parroquia de Santa Eugenia, y un grupo de jóvenes, acompañados por un sacerdote de la parroquia Ntra. Sra. De la Misericordia. ¡Qué alegría!


A continuación, Brenda, desde el ambón, pidió un nuevo Pentecostés para la Iglesia, con hombres fuertes, ungidos por el Espíritu Santo, para renovarla y hacer llegar el Evangelio a todos los confines de la Tierra. También dio testimonio personal de cómo Dios ha obrado en su vida, con paciencia, acompañándola en todo momento, para ayudarla cuando ella ha estado dispuesta a abrir su corazón a la acción del Espíritu Santo para sanar sus heridas. Unas palabras que brotaban de su corazón y que llegaron directamente a los nuestros y que concluyó dirigiéndose al Santísimo: “Sólo me queda decir… que Te amo…”



¡Bendito y alabado sea el Señor que obra maravillas en los corazones que se abren a su acción!


Cantamos, dimos palmas, alabamos a Dios e invocamos al Espíritu para que siga derramando sus dones y carismas, unidos por Él y en Él, como en aquel Pentecostés los discípulos recibieron su unción junto a la Virgen María.


-Shemá Israel-

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